Sobre la ambición y el liderazgo

11 marzo, 2021 - VALENCIA

La palabra ambición tiene en las personas que la escuchan resonancias positivas y negativas, como si suspendieran juicios hasta verla en acción, ver su impacto en la persona ambiciosa y en los que interactúan con ella.

Sabemos que la sensación de escasez es el motor principal de la conducta humana: nuestra energía y recursos en pos de cubrir nuestras necesidades y salir adelante. Este es el impulsor que nos ha hecho evolucionar desde cazadores-recolectores-agricultores a artesanos, siervos, empleados, profesionales autónomos, mandos intermedios, artistas, atletas, directivos o empresarios…

También generan nuestra ambición los motivadores clásicos: poder, fama, dinero, placer, aceptación, reconocimiento y afecto.

Con todo, los desequilibrios y sufrimientos que genera en una persona su ambición tienen su causa en el exceso por una parte, y en el déficit de consciencia por la otra, no por la polaridad entre ambición y conformismo.

Éxito, fama, poder, dinero, placer… ¡esto no hará nunca que una persona se sienta satisfecha! Siempre necesitará mas, y el miedo a perderlo le angustiará y provocará inseguridad.

Esta sabiduría común está a nuestra disposición; el problema es que la aplicamos para valorar la ambición de los demás, y nos cuesta verla en nosotros mismos.

¡Nunca te sentirás bien por la vía de los logros externos, es indispensable que la satisfacción venga de adentro!

Por esto en nuestros programas de desarrollo del liderazgo trabajamos con nuestros clientes la ambición: tanto si es demasiado alta y se ha vuelto reactiva, automática e inconsciente; como si es demasiado baja y no proporciona la energía y el foco necesarios.

Se trata de llevar la ambición a un nivel proporcionado, focalizarla en el logro de retos y resultados que estén conectados con el propósito personal y profesional. Desde la integridad, ¡Siendo uno mismo, con nuestra autenticidad y versión más sincera!

Por tanto, ¡nada en exceso! La ambición sana, al servicio de un propósito noble y con significado es un regalo: así los demás pueden apreciarla y compartirla.

No nos quedemos en juzgar en los demás si poseen una sana ambición, o malsana porque persigue deseos, impulsos, o necesidades alejadas de las necesidades de los demás o en contra de éstas. ¡Revisemos el estado de nuestra ambición y de su impacto!

Claro que sí, es posible tener una ambición sana, con propósito y proporcionada y, a la vez, sentirse tranquilo y tener éxito con los resultados que nos proponemos.

La persona que teme perder las cosas que desea alcanzar, que se ha identificado con sus éxitos y pertenencias, o que depende de la aprobación y reconocimiento de los demás es muy vulnerable, y probablemente sufrirá.

Recordemos que la satisfacción interna, la serenidad, la sensación de logro, viene desde dentro, no de los demás, y es fruto de un compromiso consciente con nuestro trabajo, con nuestra obra o contribución personal.

Pregúntate: ¿Qué es lo que más quieres en la vida? ¿Éxito, fama, poder, dinero…?

¿Cuál es tu propósito?, ¿en qué quieres ser realmente bueno?, ¿para qué?, ¿para quién?

Transforma tu ambición en logro con propósito, y disfruta de lo que haces, con quien lo haces y para quién o quiénes lo haces.

Saludos. José Joaquín Marí.

 

Fotografía de Depositphoto.

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