¿Basta con leer mucho y poseer erudición?

6 octubre, 2020 - VALENCIA

Cuando la escuché, me pareció entrañable la expresión que se utiliza en algunas comarcas de Castellón para referirse a una persona con estudios y formación superior, y que había hecho carrera profesional lejos de su pueblo: «¡Está cultivado!». En la Valencia agrícola de los años 70 la expresión equivalente era: «Eixe ha tret punta!» (Que ha sacado provecho de los estudios).

Formación… experiencia… erudición… cultura… realización personal… consciencia… sabiduría… ¡Las personas en un continuo de evolución!

En sánscrito, autocultivarse equivale a «meditar», y desarrollar nuestra mente se parece mucho a cultivar un jardín. Sócrates ya dijo que «La Sabiduría es la única capacidad humana que es buena en todas las situaciones».

¡Si no lees, te quedas tonto! les dijo el escritor Eduardo Mendoza a unos alumnos de enseñanza media en una charla, hace años, en Valencia.

Como contraste entre la sabiduría y la erudición, observemos a dos personajes con un gran impacto, y profundamente malvados:

Hitler tuvo en la literatura un refugio cuando tuvo problemas pulmonares en la adolescencia y se convirtió en un lector compulsivo. Según sus amigos de juventud frecuentaba librerías y bibliotecas de préstamo. Mein Kampf lo convirtió en el autor del gran best seller en la Alemania de los años treinta. En esa década su libro fue el más vendido después de la Biblia (10 millones de ejemplares), y le permitió cobrar liquidaciones millonarias por las ventas y, nimbado por el éxito y el dinero, consiguió borrar su imagen de fanfarrón de cervecería. Tras cumplir con su promesa hecha 12 años antes:  ¡Dadme 10 años y no reconoceréis Alemania!, y suicidarse, dejó una biblioteca con más de mil quinientos volúmenes. Desde 2015 en que el libro entró en dominio público se han vendido más de 100.000 ejemplares de Mein Kampf, traducido a 16 idiomas.

Mao Zedong fue bibliotecario de la Universidad, donde se le recordaba como un lector voraz. Después abrió una librería en Changsa que llego a tener contratados seis empleados. Cuarenta y seis años más tarde, con inexplicable ensañamiento impulsaría la Revolución Cultural que dejó una estela de libros quemados y de intelectuales sometidos a humillantes sesiones de autocrítica, encarcelados o asesinados.

Como escribe Jorge Carrión, quienes diseñaron los mayores sistemas de control, represión y ejecución en el mundo contemporáneo, quienes demostraron ser los más eficientes censores de libros, eran también estudiosos de la cultura, escritores, grandes lectores.

Extraído del delicioso libro El infinito en un junco de Irene Vallejo. Ed. Siruela.

La hipótesis que comparto es: leer es una condición necesaria, pero no suficiente para evitar lo que lo griegos denominaban agnoia y amathia (ignorancia e ignorancia consciente, respectivamente).

Sin transformación personal, sin realizar una mínima introspección y autodescubrimiento personal, sin hacerse preguntas y cultivar una mente abierta, los libros y lecturas serán acumulativos; podrán aportar erudición sí, si bien nunca la Sabiduría a la que se refería Sócrates.

Nadie nos ha enseñado a observar el contenido de nuestro filtro mental (paradigmas, creencias, hábitos), y todavía menos a limpiarlo y decidir su contenido. Trabajar para liberar nuestra conciencia de la identificación con este contenido es el objetivo de todo trabajo sobre sí mismo, a nivel personal y transpersonal.

Anne Marquier en El Poder de Elegir.

Y para terminar, el poema La contribución a la estadística de Wislawa Szymborska, premio Nobel de Literatura de 1996:

De cada cien personas, las que todo lo saben: cincuenta y dos; las inseguras de cada paso: casi todo el resto;  las prontas a ayudar, siempre que no dure mucho: hasta cuarenta y nueve; las buenas siempre, porque no pueden ser de otra forma: cuatro, o quizá cinco; las capaces de ser felices: como mucho veintitantas; las inofensivas de una en una, pero salvajes en grupo: más de la mitad, seguro; las crueles cuando las circunstancias obligan, eso mejor no saberlo ni siquiera aproximadamente (…); las mortales: cien de cien. Cifra que por ahora no sufre ningún cambio.

Y tú, ¿a qué estás esperando para cultivar tu mente y aumentar tu sabiduría?

¿Cómo va la actualización de tus creencias? ¡Mira que no se actualizan solas, como sí hace hace Windows! Dicen, aunque es muy difícil de lograr, que la forma más inteligente de vivir es no tener creencias.

Salud para todos, y como decía Epicuro, cultivemos la Libertad, los Amigos, y nuestra Reflexión. Joaquín Marí.

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