Qué fácil es decirle a un persona ¡Confía en tu intuición, escúchala, hazle caso!
Con el tiempo me he dado cuenta del error que tantas veces he cometido en mis sesiones individuales de desarrollo con los clientes.
La intuición es el pensamiento racional inconsciente… Sí, si, y muchas cosas más.
Nuestra intuición, al igual que nuestros razonamientos, deben estar filtrados, depurados de percepciones precipitadas -a menudo erróneas-, de prejuicios, de los sesgos de confirmación y disonancias cognitivas que tanto han estudiado los psicólogos en el s. xx.
¡La intuición es la percha de la que cuelgas tu experiencia! Otra frase que tal…
Hay personas que aprenden de la experiencia y otras que solo viven de ella: las primeras aprenden y evolucionan, las segundas no, o apenas.
¡Cuidado con las frases hechas que tienen vocación de aforismo y acaban siendo simplistas o erróneas! La clave está en observar los hechos, los datos, las causas, los efectos, interpretar bien las palabras que decimos o que escuchamos, nuestras intenciones y las de los demás, observar ignorancias queridas y no queridas… ¡Observar y reflexionar!
Evitemos pues, pedirle a la intuición que acarree con todo, que lo procese todo y que encima nos aconseje y encamine con objetividad y sabiduría.
Es mejor, desde mi punto de vista, entrenarnos en evitar las adivinaciones, en suspender las sospechas, los juicios prematuros, y escuchar y preguntar, escuchar y preguntar, aclarar… ¡No, por favor no intuyas sin haber razonado antes, durante y después!
Gracias a la terapia cognitiva conductual de Albert Ellis y a los filósofos estoicos, tenemos a nuestra disposición mucha información sobre cómo reconocer los patrones del pensamiento, el sistema operativo de nuestros clientes, los comportamientos derivados; y así ayudarles a observar, observarse, reflexionar, preguntarse y filtrar las percepciones falsas o negativas, para razonar y pensar con objetividad, sin ¡la lente empañada por nuestras creencias y juicios!
Ay, qué riesgo decirle a un cliente que confíe en su intuición y qué temeridad decírselo a una persona no adulta, o en formación, en proceso de descubrirse a sí mismo/a, o muy adulta y cargada de creencias desfasadas por inútiles.
En mi trabajo me esfuerzo por ayudar a mis clientes a hacerse conscientes de su patrón de pensamiento, para que puedan tomar el mando, elegir y autoliderarse.
¡Vemos las cosas tal como somos, no tal como son, por eso vemos lo que creemos! ¡Esta sí es buena!
Otro día hablaré de las opiniones ¡qué arma de destrucción masiva tan imperceptible! O de otros ítems de los que pueda aportar algo, y que me lo pidan o sugieran los lectores. Me ayudara mucho el recibir propuestas, y si no sé del asunto, me abstendré.
Salud y buenos pensamientos/razonamientos para todos. Joaquín Marí.
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