La última de Clint Eastwood y el yo idealizado

19 noviembre, 2020 - VALENCIA

Acabo de ver la ultima película de Clint Eastwood como director, Richard Jewell -extraído de Wikipedia-:

Richard Jewell es una película biográfica estadounidense de 2019 dirigida y producida por Clint Eastwood, escrita por Billy Ray y basada en el artículo de 1997 American Nightmare: The Ballad of Richard Jewell, de Marie Brenner, publicado por Vanity Fair.​ La cinta describe el atentado terrorista durante los Juegos Olímpicos de 1996 en Atlanta, Georgia, y sus consecuencias, cuando el guardia de seguridad Richard Jewell encontró una bomba y alertó a las autoridades para evacuar, siendo más tarde erróneamente acusado de haberla colocado él mismo. La película está protagonizada por Paul Walter Hauser como Jewell junto a Sam Rockwell, Kathy Bates, Jon Hamm y Olivia Wilde. La cinta tuvo su estreno mundial en el AFI Fest el 20 de noviembre de 2019, siendo estrenada en los Estados Unidos el 13 de diciembre de 2019 por Warner Bros.

¡Vale la pena! Cuando en nuestro Programa TEAL trabajamos la identidad personal y profesional, muy al principio hay una práctica sobre las personas a las que admiras en algún aspecto. Si yo hiciera la práctica como participante, podría escoger a Clint Eastwood (en su dimensión profesional, claro), por trabajar a los 90 años haciendo lo que le gusta, por la evolución desde sus trabajos como actor en las películas de Sergio Leone, hasta sus últimos films como director; por su longevidad profesional, por su respeto y discreción y por el humanismo de las historias que filma.

El protagonista, Richard, es una persona que tiene como sueño o aspiración en su vida convertirse en agente de policía: por la noche lee el código penal, y así toda su formación, sus valores y creencias están enfocados a este propósito; y de forma inconsciente, ha ido creando una imagen de sí mismo ideal, representando el modelo de agente del orden correcto y ejemplar. Todos ven esta imagen idealizada menos él, generando una mezcla de lástima y de menosprecio. Como sucede con los estereotipos, al ser gordito, bonachón y de actitud servicial, logra conectar con los demás desde la bondad, sin provocar rechazos ni juicios severos.

Otras personas que también han visto la película me comentan que para ellos Richard es una buena persona.

Es cierto, transmitir bondad  genera compasión, suspende juicios y descalificaciones personales, e incluso, una imagen de buena persona, digna de confianza. Lo cierto es que en la peli se muestra que es un coleccionista de armas de caza y de guerra, que lleva años sin pagar sus impuestos y además, en  su «vida personal» como le confiesa a su madre, siente vacío y frustración.

Mi punto de vista es que Richard se ha construido -con el fin de vivir con menos sufrimiento ante la vida- una imagen de sí mismo idealizada, un yo idealizado. Vive en una idealización de sí mismo que le permite mantenerse justificado, si bien, al vivir ajeno a su yo real no logra evitar el sufrimiento en su vida, ni tomar el poder sobre sí mismo… Además, este yo idealizado de Richard le aboca a interpretar la realidad bajo premisas falsas y a llevarle a desaciertos y frustraciones.

La reflexión que propongo es el efecto que tiene en nuestro crecimiento y bienestar personal el tener un ego idealizado, una imagen no real de uno mismo desde la que nos relacionamos, y cómo este ego nos mantiene apartados de nuestro yo real del poder de elegir y decidir conscientemente.

 

Es igual si se trata de un fontanero, de un médico, de una profesora o de una empresaria, todos somos capaces de ver cuanta idealización hay en el otro; ahora bien, el trabajo ineludible que tenemos como seres humanos es descubrir esa idealización en nosotros y minimizarla hasta el límite, permitiendo que nuestro yo real o auténtico prevalezca. El yo ideal es torpón y toma malas elecciones o decisiones. También tengo que reconocer que abordar este trabajo es duro, y genera muchos «vacíos y vértigos» en la persona que lo acomete.

Recordemos que la idealización es un proceso que iniciamos cuando somos pequeños como modo de hacer frente al miedo a relacionarnos con los los mayores y otras personas de nuestro entorno.

Y básicamente adopta una de estas tres estrategias: ir en contra de la gente; alejarse de la gente; o ir hacia la gente con sumisión. Cuando esto se enquista porque nos cerramos al feedback de los demás, o al autodescubrimiento personal, y no crecemos, vemos como la adaptación a la realidad es dura y dañina para la persona.

Parece que la idealización de Richard Jewell ha seguido este patrón y ha sublimado la obediencia, los «debería» y la rigidez. Por cierto, qué tipo de estrategia y de yo idealizado pensáis que predomina en el todavía presidente de EUA?

Afortunadamente, Richard Jewell cuenta con la ayuda de su abogado y amigo, el único entre los personajes de la película que le ve y trata como un ser humano, con su propia dignidad, recursos y déficits; y que le muestra compasión y ayuda sincera, no lástima.

No se trata de cantidad, o de calidad, ni de si en el fondo Richard es una buena persona, que está en proceso de serlo, parece; sino de la necesidad inaplazable que tenemos como personas de autodescubrirnos y conectar con nuestra esencia, nuestro yo real desprovisto de toda máscara o idealización. De esta forma, cuando la vida, las fatalidades, nos obligan a preguntarnos quiénes somos, de dónde venimos y a dónde vamos, el regalo es maravilloso, como le ocurre a Richard al final.

Lo triste es que dejamos pasar mucho tiempo hasta afrontar esto, y solo nos hacemos conscientes de afrontar esta necesidad cuando las cosas nos van mal o muy mal, o cuando ocurre un evento traumático en nuestra vida. No esperemos como el anciano Sioux esperando a la muerte en lo alto de la colina, cuando se pregunta: ¿Por qué fui yo tan serio?

Preguntas para la reflexión a los lectores:

¿Cuánta idealización hay detrás de tu identidad profesional? ¿Tienes clara tu identidad personal? ¿Quién eres? ¿Cuál es tu yo más auténtico y real?

¿A que idealización de ti mismo sigues apegado? ¿Hay alguna parte de ti que esté siendo renegada o rechazada?

¡Pues hala, que siempre estamos a tiempo de hacer este trabajo tan creativo y sano para nosotros mismos!

Saludos a todos/as, Joaquín Marí.

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